Tu mamá me ha dicho mucho que fuiste desde que naciste su mayor alegría, un regalo. Eras una niña pensadora, traviesa, pícara, que le encantaba ir de paseo al campo a buscar monedas de oro y tesoros con su abuelo.
Pero, esa niña fue creciendo, se mudó de pueblo, tuvo que dejar su vieja bicicleta y conocer amigos nuevos. Entre ellos y los perritos, esa niña fue feliz.
Y como en la vida todo es una etapa, también acabó la secundaria. Comenzaste una nueva escuela, conociste otra vez a personas que te hicieron feliz, tuviste más perritos, te enamoraste, viajaste sola a por primera vez. Aprendiste lo momentánea que puede ser la alegría, y también estuviste profundamente triste.
Mientras todo esto estaba pasando, me conociste a mí! Y poco a poco me fui convirtiendo en tu burromitad 😂
Me hiciste infinitamente feliz (aunque también la tristeza y la soledad nos hizo compañía en par de ocasiones). Viajamos, conocimos, experimentamos, descubrimos, vivimos...

Aunque, como dije desde el inicio, todo es una etapa, y la nuestra (al menos de forma presencial) llegó a su fin. Y uno de tus deseos se hizo realidad.
Te fuiste del país después de que yo también me había ido. No nos volvimos a encontrar como prometimos esa última noche. Te atreviste a dejar todo por vivir libre. El resto, es una historia que sabes contar mejor que yo.
Postdata:
Varadero, 2021.
Tu último viaje a La Habana.
Tu bar favorito en la Calle Obispo.
Una de mis fotos favoritas, una de esas noches donde nos reímos tanto que nos dolía la panza.
Feliz Cumple, Muñeca.